Allí entrábamos todos
pero sólo nosotros teníamos mil caras
Desde una mesa alguien gritó
“hay que escribir”
y no supe a qué se refería
“Perseguirse”
En cualquier caso
dije yo
no importa el cómo
cuando se trata de agarrarse a uno mismo
por el cuello
De esa noche sobraba la mitad
y quinientas también
caras
El mismo que recomendaba escribir
se ha arrodillado
y está saboreando tan lento
que todo a mi alrededor se duerme
todo
menos sus papilas gustativas
Pasaron muchas cosas allí
un autobús
un poema
un gato flaco que me recordó
inevitablemente
a
ti
Pero comencé a reír muy fuerte
como cada vez que apareces
para observar si la frecuencia de mis carcajadas
hace que te revienten los tímpanos
Y no me escuches más
decir
“Tu nombre y el mío no riman”
“Tu corbata y mis converse no me vienen bien”
“Mi cama es de noventa”
“Sólo tengo una pajita”
Pero tengo mil caras
Esa cara que pones al masturbarte
es muy poco de masturbación
es más bien de machacar un almirez.